Ole Thorson (1 de diciembre de 1999)

Una idea no deja de serlo hasta que se transforma en realidad. Si no se lleva a cabo se convierte en otro de nuestros sueños truncados. Así, si el tranvía transversal de Barcelona se separa en dos tramos, el transporte público del Área Metropolitana pierde otra batalla y la atención de los responsables de la movilidad. El tranvía pierde el rumbo y sale del carril.

La vuelta del Tranvía a la ciudad deberá ser el anuncio de un cambio hacia una ciudad y una movilidad más sostenible. Esta palabra es del agrado de muchos de los responsables de movilidad, que defienden el apoyo del transporte público porque es un medio de transporte sostenible. Esto funciona en los arrabales, pero cuando el cambio se acerca al corazón de la ciudad y amenaza a algún conductor en el centro de la Diagonal, suena la alarma. No puede ser. Se repiten los temores de cuando la ampliación de aceras en la calle Aragó. Es así como descubrimos que el debate de la movilidad sostenible y el apoyo al transporte público no era tan firme como parecía. El tranvía perdió su carril.

Algún entendido en semáforos de coche comenta que un tranvía que tuviera prioridad en los semáforos de la Av. Diagonal no solo restaría capacidad a los conductores de esta vía sino también a los de las calles Mar-Montaña. Sólo cuenta la mitad de la historia. Hoy en día las ondas verdes ya quedan cortadas muchas veces en la Diagonal, así que este problema no cambia, sigue igual. Hay que empezar a pensar también en el transporte público cuando se planifican los sistemas de regulación de la movilidad en Barcelona. Ya va siendo hora.

Para no quedar mal proponen una barbaridad: enterrar el tranvía. Si queremos tranvía es demasiado pronto para ponerlo bajo tierra. Además el tranvía es de los ciudadanos. Quieren verlo – debe tener sus carriles bien plantados sobre el nivel de la ciudad. Enterrarlo para que no moleste a los conductores de coches es gastar una millonada para evitar cumplir con la sostenibilidad. Resurge la perversidad de los nœmeros. Aquél que propone esta gran obra, y por tanto esta gran inversión, pretende convencernos de que quiere el transporte público.

Deje el tranvía en su carril, en medio de la Diagonal. Elimine un par de carriles para coches privados. Baje el nivel de ruido y de contaminación en la Diagonal. Déjenos volver a disfrutar de esta vía y pasear bajo sus árboles.

Transports de Barcelona propuso, en su día, un tranvía en la Avenida Diagonal de Barcelona. Habían visto que muchos pasajeros subían a los autobuses en esta avenida, así que llegaron a la siguiente conclusión: “debe de ser el lugar ideal para un tranvía”. Pero esta conclusión era parcialmente falsa ya que casi todos los autobuses en cuestión no eran propios de la Diagonal sino prestados desde ejes horizontales de la ciudad, siguiendo las calles del Ensanche. La propuesta prosperó a pesar del error conceptual sobre el pasaje. Se convirtió en el proyecto Trambaix, que sigue adelante.

Ahora, cuando se vuelve a proponer este nuevo sistema de transporte por el centro de la Diagonal, la compañía de autobuses, con los mismos datos, argumenta que la introducción del tranvía arruinaría las líneas de autobús de esta vía señorial de la ciudad. ¿El tranvía no es ideal ahora aunque los autobuses y los pasajeros son los mismos? ¿Qué ha cambiado? Ha cambiado el marco administrativo. Ha cambiado el posible explotador. Un operador diferente de Transports de Barcelona podría disminuir el número de pasajeros de TB. El usuario, que podría contar con un sistema más rápido, con prioridad en su trayecto, pierde otra vez. Deberá continuar conformándose con la baja velocidad de los autobuses de la Diagonal y con el ruido y la contaminación del excesivo número de coches que hay en el centro de Barcelona.

El privilegio de recorrer de punta a punta las vías más largas de la ciudad, como son la Diagonal, las Rondas o la calle Aragó, se reservará para los conductores. Los que van en transporte público deberán hacer un sinfíín de transbordos. Parece una broma pero solo es un descarrilamiento.